Extrañamente no me encuentro nerviosa. Supongo (más bien sé) que mi enfermedad es así: a veces valoras tan poco tu propia vida que la de los demás te es simplemente indiferente. Hoy tengo que matar, y será mi primera tarea para La Resistencia. No siento cargos de conciencia ni ganas de escapar o renunciar a esto de último minuto; el razonamiento que hace mi cabeza es fácil de comprender: quizás esté ayudando a la persona que mataremos, muy probablemente odie su vida tal como yo lo hago la mayoría ...
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